martes, 18 de diciembre de 2012

Y allí se alza

El Perentón. Por Yolanda Bañuelos Varona


No sabría decir exactamente desde cuándo se alza allí el Perentón, pero está claro que tanto los Cromañones como los Neandertales que por aquí pasaron lo miraron, como poco, con veneración.

Al menos sabemos -o creemos intuir- cómo se formó este brillante monumento: antes del Mioceno, los ríos del noroeste español viertían principalmente al Atlántico por el norte, hasta que la cuenca se cerró formándose un sistema lacustre en lo que ahora es el páramo de Castilla. No sería hasta principios del Cuaternario cuando la cuenca se volvió a abrir y el sistema fluvial se reordenó. En esta pequeña parte del páramo, fue el río Rudrón el que excavó las calizas, horadando su camino en la roca y sólo dejando aquellas piedras más duras.

El nombre de Perentón es prerromano, y podría hacer referencia al pene debido a su forma; de hecho, es un nombre muy común para designar peñascos de esta apariencia -ni más ni menos, el pequeño risco que se alza a su izquierda es llamado Perentón Pequeño-. Su orientación es oeste y toda la falda y la parte de arriba de la montaña están cubiertas de pequeñas encinas, aliagas y, en los roquedos más escarpados y orientados al sur, té de roca.

El acceso a la gran cueva principal es complicado. En su flanco sur, la mole de piedra presenta grandes cicatrices que son el hogar de una enorme cantidad de buitres: las partes bajas se pueden escalar y resulta emocionante observar los buitres y sus nidos desde tan cerca.

Buitres en la cima del Perentón. Por Elisa R. Bañuelos



Existen tres maneras de abordar el Perentón: la primera es para acceder a las cuevas de la base rocosa, y se trata de escalar por el frente, desde el río -no recomendable, especialmente la bajada-. La segunda sería para subir a la cima: yendo por el río hasta la Cueva de los Moros, al lado de la cuál parte un sendero oculto entre las encinas y muy tupido -pasa por unos viejos colmenares-. La última sería subir al páramo por el camino de La Campera y atravesar todo el bosque de encinas, pero es muy largo y fácil perderse.

Sin embargo, las vistas desde arriba resultan maravillosas. Se puede acceder tanto a la zona de la bandera como a un muro de piedra -la parte más alta- de escasa anchura, que resulta un deleite para los más osados...
Vistas desde la cima hacia el Norte. Por Elisa R. Bañuelos

Muro de piedra en la cima; al fondo, carretera de Sargentes


domingo, 9 de diciembre de 2012

Verde esmeralda

El puente de abajo, sobre el Rudrón 

El río Rudrón es uno de los afluentes más caudalosos del margen derecho del Ebro, al cuál tributa cerca del pueblo de Valdelateja, a escasos kilómetros de San Felices. El Rudrón nace en el valle de Valdelucio en fuente Abar, discurre encajonado por el valle hasta que se sumerge en las profundidades del karst para luego emerger en preciosa fuente. 

Es el Rudrón un río siempre abundante, tanto en agua como en vida. La sequía estival apenas le roba unos centímetros: ya se encarga el buen Pozo Azul -en Covanera- de proveer agua fría y cristalina permanentemente.

A San Felices llega, por tanto, ya caudaloso y tranquilo, tan sólo interrumpido por los saltos de agua de molinos -antaño abundantes- y algún que otro pedrolo -los cuáles sí abundan aún-.  Sus aguas son siempre de un verde intenso, o azulado en algunos casos: esto es debido al efecto de dispersión de la luz de la caliza disuelta.

Si bien antes era un río muy limpio, del que se podía ver el fondo nítidamente incluso con dos metros de agua de por medio, en los últimos años se ha teñido de muchas algas. Esto responde a dos fenómenos: en primer lugar, el uso masivo de fertilizantes en el páramo, especialmente para el cultivo de patata, vierte un exceso de nutrientes en el río que se traducen en una acentuación de la producción primaria -microorganismos y algas-; en segundo lugar, la ausencia de los limpiadores profesionales se hace notar: el cangrejo autóctono o de patas blancas, Austropotamobius pallipes, antaño extremadamente abundante en este río -que se consideraba de los más cangrejeros de Burgos-, hace tiempo que se extinguió -o recogió a riachuelos cercanos, en los cuales sabemos que aún quedan algunos individuos-. La enfermedad de la afanomicosis, transmitida por los cangrejos americanos, arrasó prácticamente todas las poblaciones de Europa, llevando a este simpático y útil habitante del río al borde de la extinción. Actualmente el Rudrón es uno de los candidatos del programa de reintroducción del cangrejo autóctono, si bien será necesario limpiarlo de cangrejo señal antes.


El Rudrón conserva parcialmente su bosque de galería, aunque se pueden observar también varias especies introducidas, como el chopo italiano. Abundan los alisos, sauces, salcillos y mimbreras. En las zonas sombrías florecen los nenúfares. 


En cuanto a la fauna, posiblemente sea el mayor tesoro del parque. Surcan sus aguas 22 especies de odonatos -libélulas y caballitos del diablo-; en cuanto a aves, es fácil ver a la pareja de mirlos acuáticos que duerme en el chiringuito; garzas, aviones, familias de patos, cormoranes, el colorido martín pescador y el abejaruco. 

Libélula en San Felices



Rana verde en San Felices





Mirlo acuático en San Felices


Coexisten en este área 12 especies de anfibios tanto de clima mediterráneo como atlántico: rana verde, sapo partero, sapo común, sapillo pintojo ibérico -un endemismo muy amenazado-, rana bermeja, ranita de San Antonio, salamandra común, tritones : Triturus marmoratus, T. helveticus y T. alpestris.

Cría de salamandra de un pilón del valle


En cuanto a peces: trucha arcoíris -con un criadero en Covanera-, trucha de río -con uno de los mejores cotos del norte de Burgos, al que el mismo Miguel Delibes solía venir a menudo-, bermejuela, gobio, piscardo y barbo de Graells.


“La sorpresa de la jornada me la proporcionó la anochecida, la hora en la que todo es
posible en el Rudrón, cuando los buitres se recogen en las grietas más altas de las escarpas y
los últimos grillos inician en las brañas de la ribera su canción crepuscular. A tal hora, el
río se puebla de sombras y las orillas se cargan de misteriosos presagios. Para mayor
aliciente, el viento cesó, lo que me permitió medir y recortar mis varadas. Y, precisamente,
en una de ellas, rozando un peñasco que divide el río en dos, adiviné más que vi la sombra
furtiva de una trucha de gran tamaño en pos de la cuchara.” Mis amigas las truchas, MIGUEL DELIBES.

Entre la clase Reptilia encontramos también varios miembros nadando por estas aguas: culebras de río como la Natrix natrix y Natrix maura y algún galápago.

Los mamíferos son los personajes estrella, si bien será muy difícil avistarlos: nutrias, turones, visón americano, e incluso se han encontrado especímenes de visón europeo y desmán ibérico-que están gravemente amenazados-; rata de agua, musgaño

viernes, 30 de noviembre de 2012

Un oasis en la comarca de Páramos


San Felices del Rudrón o de Sedano es una pequeña pedanía perteneciente al Ayuntamiento de Tubilla del Agua que se sitúa en Valle del Rudrón, en el corazón del Parque Natural Hoces de Alto Ebro y Rudrón (Burgos).

El pueblo se encuentra dividido en dos barrios, el de Abajo o Barrio Nápoles y el de Arriba, que actualmente es el más grande.

Nos encontramos en la zona de contacto entre la región Eurosiberiana (clima Atlántico) y la Mediterránea, como bien denota la variada vegetación -y fauna, si tenemos el privilegio de verla- que tapiza el valle, con densos hayedos en la vertiente Norte -resquicios de lo que antaño fue un enorme hayedo conectado con monte Hijedo- y toscas encinas y robles en las laderas Sur.

Sin embargo, lo que más llama la atención al llegar al pueblo es la formidable mole de piedra caliza que lo preside, el Perentón. Es el resultado más visible del magnífico sistema Kárstico que forma el valle, dando lugar a las Hoces del Rudrón, patrimonio geológico a proteger, según el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque.