Las vidas de tres zarzos, la vida de un perro.
Las vidas de tres perros, la vida de un caballo.
Las vidas de tres caballos, la vida de un hombre.
Las vidas de tres hombres, la vida de un águila.
Las vidas de tres águilas, la vida de un tejo.
La vida de un tejo, la longitud de una era.
Siete eras desde la creación hasta el día del juicio.
Así describe un dicho popular inglés la longevidad
del tejo y, de hecho, sabemos que es incluso mayor, pudiendo alcanzar estos
árboles el milenio y medio.
Tejo nevado en el jardín; de fondo, el Perentón |
Muchas
leyendas circulan en torno a este hermoso árbol, gran parte de ellas ciertas. Y
es que se trata de una especie que antaño fue muy abundante y,
desgraciadamente, hoy en día queda relegada a pequeños bosquetes en zonas poco
accesibles y a individuos solitarios; es, a su vez, una especie muy venenosa,
presentándose libre de toxinas únicamente la parte carnosa de la baya,
denominada arilo.
Las
toxinas son principalmente terpenos denominados taxanos, que han sido
ampliamente usados como antineoplásicos en tratamientos de quimioterapia.
En
la cornisa cantábrica abundaba el tejo Taxus
baccata, la especie europea; éste era usado para diversos fines por sus
habitantes, que lo han seguido reverenciando hasta escasas décadas. Su madera era usada por los cántabros para
fabricar arcos de gran calidad –y otros pueblos, como los británicos para sus
famosos arcos Yew Longbows-; sus semillas, para suicidarse antes de ser
apresados por los romanos; y aún se usan sus ramas en Asturias para entregar a
las mozas en la noche de San Juan –en San Felices hasta hace poco se enramaba;
quizás anteriormente, cuando abundaba, también con tejo-.
Si
uno está atento, podrá identificar fácilmente algunos individuos de tejo por el
valle del Rudrón. Cerca de Valdelateja crecen dos hermosos ejemplares junto al
canal del Ebro. Y, hablando de… ¿Vendrá el nombre de Valdelateja de “valle de
los tejos”?.
Tejo del canal de cerca de Valdelateja |
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